viernes, 31 de marzo de 2017

Las sillas

Esos riscos desgastados por el tiempo,
las sillas de piedra talladas en el abismo,
y a lo lejos el sol y la gran montaña.
Hacia abajo estaba el precipicio,
la curva donde un día estuve muerto.
Alcé la mirada y reconocí el paisaje.
No importaba que fuera la primera vez
Hay lugares de los que nunca nos marchamos.
La muerte no es más que un paso,
queda el aire de nuestra presencia,
la sombra de unas manos lejanas,
el fondo abisal de la mirada.
Allí me quedé otra vez para siempre.

sábado, 18 de marzo de 2017

El charco

Vi la foto en una red social.
Yo seguía allí,
entre el reflejo de las ramas
y de las nubes grises.
Me había mirado en ese charco.
Una mañana.
Hacía muchos años.
Lo sabían esos ojos
que me contemplaban en la pantalla.
Les sonreí como mismo se sonríen
quienes se reencuentran en las metas
después de haber seguido caminos diferentes.
Esos ojos se reconocieron
y se miraron fijamente.
Yo me aparté y les dejé mi sombra.
Y sigo esperando a que llueva
para quedarme en otros charcos para siempre.