
No ha amanecido.
Cantan los mirlos
y el blanco de los tajinastes
se asemeja a la nieve
de algunas ciudades lejanas
que a veces acercan los recuerdos.
Hay una palmera
mucho más vieja que nosotros
que mira desde lo alto.
Ha visto a otros caminantes
y ha conocido muchos sueños
mirando hacia ese barranco
por el que hace años
se escuchaba el estruendo del agua
que buscaba el océano.
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